lunes, 23 de noviembre de 2009

La puta

En una esquina. Bajo un tejado pequeño y bajo. Una persona joven. dormita. Peter se acerca. Un beso en la frente. Un abrazo apretado. Caminan juntos hasta la mitad de la cuadra. Llena de niños jugando. La gente grita de ventana a ventana. Peter se espanta y corre hacia una puerta naranja. Un fajo de cartas sujetas. a un elástico bajo sus pies. Se inclina con apuro. Las toma. Las esconde. La persona tras su espalda. Mira curiosa. Con sus ojos pequeños. Busca explicaciones. Peter ignora. Abre la puerta salpicada de barro. Entran tomados de la mano. No sonríe. No respira. No habla ni balbucea. Se toma su saliva. Va hacia una ventanita. La persona se saca los zapatos. Camina arrastrando los pies hasta donde Peter. Ni una mueca. Sólo un abrazó silencioso y el sonido de la incertidumbre. Roza sus poros. Encrespa sus vellos. La persona descalza alcanza su garganta. Y la lengua siente los anillos. Y el pulso de la sangre que pasa. Las manos de Peter abrazan. Con pena. Con miedo. Como temiendo. Desenamorarse. de lo oficial. y ausente. en esa casa.


Es una casita de barrio.
Donde vive uno de los tres
Se desviste uno de los tres
Familiariza uno de los tres
Incesta uno de los tres

2 comentarios:

  1. Peter se espanta y corre hacia una puerta naranja ... si yo me espanto hacia donde corro??
    Cariños mi danit!

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  2. Una de las cosas que me gustan de tus relatos, es que cada vez me quedo con una fantasía distinta en mi cabeza de quién es de verdad Peter...estrella, cobarde, ardiente, insensible, herido, ambiguo...

    Un abrazo!

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